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Imágen disponible en http://eskapa.wordpress.com/2007/10/17/

El día de los muertos en México se ha mantenido hasta el presente rescatando una visión de mundo que contrasta fuertemente con la visión occidental y tiene sus raíces en los indígenas desde hace más de tres mil años। El 7 de noviembre de 2003 esta fiesta fue declarada como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Actualmente esta celebración tiene como propósito acercarse al difunto con la fiesta de la vida. En medio de arreglos y dulces de calavera, se rinde homenaje a la memoria de todos los fallecidos.

El México antiguo no temblaba ante Mictlantecuhtli, el dios de la muerte; temblaba anta esa incertidumbre que es la vida del hombre। Le llamaban Tezcatlipoca. No se conocía el infierno, el martirio de la vida y la muerte son una experiencia honda que inflige la identidad mexicana. Este año en Tijuanalas autoridades federales no permitieron el uso de mascaras, porque ciudadanos podrían arriesgarse a ser multados por la policía. Debido a la violencia que se ha registrado en la ciudad, se decidió prohibir los disfraces con máscaras en el desfile de "Noche de Brujas”.

El pasado fin de semana los miembros de la Coalición Pro Defensa del Migrante colocaron 5 mil 100 cruces y un letrero con flores en el muro que divide la frontera, ya que en los últimos 15 años 15 mil migrantes perdieron la vida tratando de cruzar la frontera।

"No lloren por el que muere, que para siempre se va। Velen por los que se quejen, si los pueden ayudar", reza una letra del mexicano Antonio Aguilar,

La muerte no se celebra, se olvida

Esa parece ser la consigna, le tememos a lo que no conocemos, lo que no conocemos no existe, las otras versiones ladran dentro del suelo y nos dicen que algo está mal, cada vez mas mal, y cada vez mas callado, poco a poco la tierra se desmorona por sí misma। Es una pesadilla el sólo pensar en la muerte, las semillas de indiferencia cobran vida. Pasará el tiempo en que no se escuchen los gritos ni las mentiras.

Hoy me siento contento por los muertos, que han dejado de sufrir este país desangrado, sus voces cantan como maderos golpeados contra la carne fresca, sabrosa muerte retorcida entre filos de tambores, champeta vallenato y metralla.

País enfermo paralizado y sin memoria, cuántas vidas le quedan। Cuántos muertos antes de que falten motivos para alegrarse.

A celebrar la vida sin miedo al miedo