
Los concursos de belleza representan las ansias de normalización y las búsqueda de un ideal de belleza universal, en donde se mide de sus participantes la elegancia, el porte y los vestidos, entre ellos los típicos que se encargan de identificar a cada concursante con su país. Este concurso es realizado por la cadena de televisión NBS y Donald Trump. Entre las reglas básicas de este certamen se incluye Que la delegada sea mujer de nacimiento, que nunca se haya casado y que nunca haya estado embarazada.
Existen entre 75 y 85 candidatas de cada país, el proceso de selección es largo y se involucra a una gran cantidad de gente en el juzgamiento de 85 pasan a 15, de 15 a 5 y de ahí se elije a la representante de la belleza universal. Generalmente este concurso esta lleno de inconformidad y de aires de fraude sobre las selecciones finales y la ganadora.
Desafortunadamente en el último certamen la candidata de Japón Emiri Miyasaka, tuvo que cambiar su traje típico por ser considerado vulgar, ya que su kimono mostraba parte de su ropa interior. Para los jueces de este evento es desconocida la tradición del arte erótico en la cultura japonesa.
Históricamente la tradición japonesa del arte erótico es socialmente aceptada. Actualmente estas manifestaciones se aceptan como construcciones de entretenimiento, en el marco de la ficción, y como una manera de resistencia contra la modernización de las costumbres. En los siglos XI a XIII se reproducían los llamados Shunga, esto significa Imágen de la Primavera, estos grabados eran regalados por los padres como instructivo de placer para las relaciones conyugales, generalmente eran guardados como recuerdo e instrumento valioso junto a los muebles nupciales de la pareja. A partir del siglo XIX, grabados producidos en Japón fueron muy populares en occidente Incluso esta tradición ha influenciado grandes pintores occidentales modernos y contemporaneos (ver http://www.museoarteerotic
Definitivamente la participación de Miyasaka ha levantado interés sobre miss universo, como un nuevo escenario de participación multicultural. Se abre, además del el kimono, la posibilidad de aprender de la belleza femenina en varios niveles, rescatando a su vez tradiciones ancestrales y la riqueza de su autenticidad como memoria histórica. Esta memoria traída al presente ofrece un intercambio cultural que traspasa fronteras superando el nivel de la banal competencia y la aburrida mojigatería mundial.
Tal vez en un futuro el señor Trump y la NBC den la posibilidad de apreciar la belleza de las mujeres embarazadas, casadas, divorciadas y los trajes de primavera, mientras tanto esperamos propuestas valerosas como la de Miyasaka.
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