jueves, 12 de noviembre de 2009

Primera función, un cuento para dormir

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Arte del álbum Peace Sells... but Who's Buying? de Megadeth por Ed Repka

Una lúgubre puerta yace al fondo del pasillo. Con ánimos de esperanza espera verse un país urdido que clame el reparo de su vacío mismo। Ante sujetos que desconocen la indiferencia, lo que umbral esconde tras de sí es un sujeto más indiferente, acaso negligente, que quienes puedan ser capaces de sucumbir en la herida de sus ojos.

Desconocemos los desaciertos de una imagen “segura” – incomunicada -, dado que hemos asumido con fe ciega que su propósito ha sido velar por la seguridad de una población ávida de convivencia en el desacuerdo. El compromiso de la comunicación nunca fue instigar la adhesión a una libertad de expresión crítica de las limitaciones de un estado desgarrado por la violencia. Todo lo contrario. Su compromiso fue articular la marginalidad de un sujeto a un discurso vinculante de un sueño colectivo: el sueño de ser reconocido en la miseria que tras de sí ha dejado una “modernización” donde los sujetos no han sido más que marionetas danzando el compás maquinado por ilustres capataces.

La modernización nos sedujo con habitaciones libres de sujetos. No nos quedaba más que llenarlas con nuestros propios vacíos. Creímos contentarnos con su libertad inherente. Dimos a cambio nuestra idiosincrasia por comodidades que desconocen el escarmiento noble de un sujeto ahora condenado a un eterno escapismo.

RATTORFAITH no miente porque no puede hablar, pero sus voces se escapan y se imprimen en la conmoción de los indiferentes. RATTORFAITH no flirtea porque no puede ver, pero sus galanterías se escapan y preñan la conducta de las mentes vírgenes. RATTORFAITH no oye porque no puede escuchar, pero su música se escapa y mantiene vivo un espeluznante deseo de sordera ante la mezquindad. Allí, sobre a aquella silla sobre la cual la comodidad podría construirse con los atavíos de una modernidad “apropiada”, resplandece el vacío. ¿La comodidad alimentará la reflexión si y solo si seremos capaces de habitar la silla? ¿La comodidad se realizaría en el habitar, y el habitar presupondría la silla?

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