En Bogotá , a partir de finales de los años noventa, proyectos como Popular de Lujo y Barrio taller han presentado la expresión colorida de las pinturas en los restaurantes populares, los colores de las viviendas “informales” e inclusive el graffiti como memoria visual. Desde entonces, se han abierto espacios de legitimización de estas prácticas, a los ojos de la cultura oficial: Memoria Canalla.
La diferencia de producción entre el graffitti en Nueva York y el graffiti en Bogotá, es que este ultimo no ganó popularidad a partir de las acciones de personas marginadas ( por ejemplo, los habitantes del Bronx, cuyo acceso a la educación es limitado). La popularización en el ámbito local se debió a la existencia de colectivos de estudiantes universitarios de diseño grafico y artes, sin embargo esta tendencia ha terminado por influenciar a una importante población juvenil residente en toda la ciudad llegando a barrios periféricos y ofreciendo formas de participación en la ciudad y de visualización de sus problemáticas y sus deseos. *
Hoy en día el graffiti ha terminado por invadir los espacios de moda. Algunos grafiteros son encargados de decorar tiendas en zonas de alto valor comercial, desarrollándose como marca, y utilizando su gráfica en productos de merchandising ofreciendo productos como camisetas, agendas, afiches e incluso cortinas, con imágenes de la estética popular que se han convertido en un elemento de contracultura en los jóvenes contemporáneos.
Esto ha traído como consecuencia la posibilidad de tener un mayor impacto visual en las diversas expresiones culturales bogotanas, logrando de esta manera volver rentable la participación ciudadana y creando marcas que presentan nuevas alternativas al consumidor. Esto todavía a una escala limitada.
De esta manera la llamada “ira de los excluidos ” resulta ahora atractiva como imagen, la cultura de terror resulta atractiva gráficamente y representa oportunidades de negocio. Lo que anteriormente contaminaba la vista, ahora se convierte en algo a lucir. Frente a la incapacidad de las autoridades de controlar estas formas de expresión, se ha optado por abrir espacios que además solucionan las culatas resultantes de las desgarradoras intervenciones urbanas.
Esta legitimación del grafiti suscita preguntas sobre su pérdida de valor subversivo y demuestra como en parte con este hecho los elementos característicos presentes en la acción grafitera ,como la adrenalina y el desafío a la autoridad ahora pierden sentido. Sin embargo la masificación del grafiti unido a los bancos de información y las redes sociales de internet ofrece la posibilidad de causar impacto sobre diversas realidades, convirtiéndose en un medio de comunicación al alcance de los ciudadanos y un fenómeno a tener en cuenta en las propuestas urbanas y arquitectónicas.
* Precisamente ese movimiento en la fotografía, el de retratar personas desposeídas, fue una especie de romanticismo político que surgió de darse cuenta de que Los miserables no era una novela de Víctor Hugo sino algo que pasaba las 24 horas al día. Descubrir esa realidad también fijó la mirada en temáticas que antes pertenecían al mundo oral o de ficción. De alguna forma la fotografía era el reconocimiento de personas olvidadas. http://www.martarodriguez.org/martarodriguez.org/Jorge%20Silva%20-%20Planas.html
SI HAY !! (TIENDA ONLINE) SETA SHOP !! agotados
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