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"Alipio Jaramillo (...) no comprende el arte sino en función del hombre colectivo . Y a éste servicio, desde los inicios artísticos, está dedicado..."
Esta frase sin autor identificado, se refiere a una de las figuras más importantes del arte colombiano de la primera mitad del siglo XX. Alipio Jaramillo, fue uno de los pintores que, influenciado por el muralismo mexicano ( trabaja con David Alfaro Siqueiros), empleo la pintura mural para representar costumbres, vida cotidiana y personajes emblemáticos del país. Entre sus obras más reconocidas está el retrato de Jorge Eliecer Gaitán, que hoy pertenece a la colección del Museo Nacional.
Aunque realmente estamos hablando de un artista dentro de una generación de pintores olvidados por la instauración de otro tipo de discursos de arte (sobre todo de la prevalencia del modernista), la labor de Alipio Jaramillo, junto a la de Pedro Nel Gómez, Ignacio Gómez Jaramillo o Luis Alberto Acuña, significa un giro representativo en la forma de hacer arte en Colombia en el siglo XX: un giro hacia el americanismo, y una visión crítica de la historia del país, que sobrepasa la costumbre señorial o los relatos de héroes.
En Autodefensas (1950), observamos a un grupo de campesinos armados, esperando reaccionar contra un posible ataque. Si nos situamos temporalmente, es posible relacionarlos con el periodo de la Violencia bipartidista en Colombia. Pese a que los campesinos, con sus rostros mestizos decididos a atacar a cualquiera que fuera su enemigo, todas sus miradas se dirigen al horizonte, a una humareda que surge de entre las montañas. No parecen partidarios de un color, ni de una causa distinta a la propia, al cuidado de su pueblo, de los hijos. De hecho, el único personaje con el que tenemos contacto visual es una mujer amamantando a su bebé, nos mira fijamente, su mirada es la de alguien que asume su destino con dignidad. Este registro es el de una autodefensa campesina que no está armada sino para defenderse a sí misma.