domingo, 18 de abril de 2010

Participación Urbana: Intro desde el graffiti 2

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Capítulo II
Desde lo legal: Grafiti contra Ornamento

El grafiti como medio de expresión se caracteriza por su desarrollo en el espacio público, puede llegar a generar impacto entre los ciudadanos, promoviendo visiones distintas a las de los grandes medios de comunicación. Tiene éxito dependiendo del nivel de impacto que logre transgrediendo significados, según el nivel de elaboración técnica, destreza y experimentación, o por su pertinencia en un momento coyuntural particular.

Al respecto se puede observar que el grafiti desde diferentes ópticas resulta ser un hecho relevante en materia jurídica; ya sea desde la expresión que representa, la información que en él se contiene, los derechos de autor que de él se desprenden, su relación con la ciudad, el acceso a la cultura o su relación con el espacio privado y público.

En este sentido, la cercanía del grafiti a estas esferas del derecho se asimila al entramado del derecho a la comunicación en tanto su creación no sólo implica el derecho a acceder a esta expresión como información, sino a la posibilidad de producirla y de convertirla en conocimiento, alejándose de las concepciones autónomas del derecho al acceso a la información .

El ornamento, la publicidad, la señalización y el grafiti resultan siendo el lenguaje visual que existe dentro de la ciudad; sin embargo cada uno de estos lenguajes debe poseer una regulación jurídica distinta que hace necesario sean observados como únicos. El ornamento aunque también es un símbolo de identidad, en palabras de Augé, de lugar , es regulado como el derecho del dueño a afectar su propiedad en ejercicio del derecho de dominio ; en el caso de las paredes abandonadas, su afectación se presenta en el deber para la protección del espacio público contribuyendo en las calidades estéticas de las áreas públicas .

Por su parte y a diferencia de las demás expresiones urbanas, la naturaleza del grafiti no contempla en su ejecución ninguna regulación , su legalidad no obedece a un permiso de parte del propietario del bien utilizado. Todo aquello que se encuentra contemplado como espacio público dentro de la regulación puede resultar intervenido por un artista del grafiti sin solicitud expresa.

A pesar de esto, resulta más que oportuno advertir que el grafitero así como cualquier otra persona que intervenga el espacio público se encuentra, desde el derecho , en ejercicio de su libertad de expresión; más aún, esta expresión crea igualmente el derecho de todos los espectadores a conocerla, a documentarla o a criticarla observándose igualmente una dimensión colectiva de este derecho.

Resulta paradójico que a pesar de la evidente persecución institucional, el grafiti se encuentre con una regulación tan flexible que impide sea perseguido judicialmente, haciendo imposible de comparar este fenómeno con otros ocurridos en países del mundo donde existe persecución del grafiti como si fuera un delito .

La censura previa está prohibida por la regulación interna e internacional , lo que permite que un grafiti pueda ser realizado sin antes ser perseguido; el sustento jurídico dentro de la regulación policial para perseguir esta expresión implica que el policía se encuentre preparado para diferenciar lo estético de aquello que no lo es .

Respecto a la responsabilidad ulterior, resulta más que necesario observar que desde el ejercicio de la libertad de expresión podrían presentarse grafitis que resulten en injurias o calumnias. Sin embargo y retomando la evolución de la naturaleza comunicativa que se propone, se observa que más que la simple transmisión del mensaje, el grafiti representa la interacción humana creadora de identidades y definiciones ; en este sentido algunas responsabilidades ulteriores son superadas con acciones a propia mano en las que se transforma el significado del grafiti. Casos como el del grafiti Uribe paramilitar o no reelijas a la rata que mata se transforman en simplemente la palabra paramilitar o la palabra reelijas .


Observando el grafiti desde el derecho penal colombiano, el daño en bien ajeno, debe obedecer a la ejecución de alguno de estos verbos: inutilizar, destruir, o hacer desaparecer . El grafiti en sí mismo no inutiliza las paredes o los lugares afectados, las paredes no se destruyen con pintura y por el contrario se hacen más visibles y no desaparecen.

Para Muñoz Conde , al ser un delito respecto del patrimonio excluye de su antijuridicidad los posibles daños morales que pueda presentar la expresión, asimismo se refieren a que el daño debe ser funcional o material, es decir que no se pueda usar el bien dañado.

La utilización de este tipo penal como se evidencia, además de resultar inadecuada, resulta desproporcionada ante este performance; en la práctica de llegar a ser utilizado este tipo penal, el daño, salvo excepción resulta ser fácilmente reparable: de acuerdo a la tipificación del delito, la reparación del daño evita la responsabilidad penal .

Existen muchos casos en los que la pared “dañada” se valoriza luego de la realización del grafiti; cuando éste resulta ser una obra artística más que dañar la pared resulta ésta beneficiada. Casos como el de Banksy, artista reconocido mundialmente, quien así como pinta clandestinamente las calles del mundo igualmente vende sus obras a precios bastante elevados, es una muestra de que pueden existir bienes valorizados por el ejercicio de esta expresión urbana .

En cuanto al derecho comercial resulta bastante complejo determinar esta situación; en muchos casos los grafitis poseen derechos de autor y se presenta el enfrentamiento entre dos clases de propiedad; igualmente la función social de la propiedad debería ceder ante una función cultural que representa el grafiti; Mieke Bal observa el grafiti como una expresión de una persona a otra en el espacio de un tercero sobre una situación o persona diferente, creando con ello un museo de la misma ciudad.

Desde la responsabilidad civil sería la manera más adecuada de dirigirse en contra de quienes ejercen la expresión del grafiti, esto a pesar de que contemplar el derecho civil de esta manera sería establecer una censura previa; sin embargo, en la práctica una demanda civil o comercial supera por lejos el costo de la limpieza de un grafiti por lo que la aplicación de estas esferas jurídicas en el grafiti resulta nula.

La realidad es otra: ninguna de estas regulaciones es utilizada, la legislación limita al policía para que actúe sólo cuando existan afectaciones que perturben el dominio o la mera tenencia ; sin embargo el grafiti a pesar de no estar tipificado ni ser una contravención, es perseguido y se presentan detenciones contra quienes ejercen esta expresión.

Tipologías de grafiti

El grafiti puede contextualizarse en torno a la ciudad y obtiene sentido en razón a ella; de esta manera podemos observar distintos tipos de contextualización dependiendo del grafiti:

Contextualización formal: se utilizan elementos compositivos utilizando el paisaje urbano, valorando elementos de los edificios para realizar su expresión mediante el uso de:

a. Rastros de deterioro: se utilizan rastros de construcciones anteriores presentes en las culatas como estructuras, escaleras y huellas cubiertas.
b. Texturas del muro: se aprovecha la modulación o el granulo de la textura, como un elemento compositivo del grafiti; modulación del ladrillo y texturas de formaleta.
c. Elementos arquitectónicos: incorporando a la lectura del grafiti elementos propios de la fachada como cubiertas, puertas, timbres y ventanas.
d. Mobiliario urbano: se alteran elementos como bancas, canecas, postes, vallas, cebras, y señales de tránsito.
e. Elementos naturales: pintando sobre los mismos elementos o resaltando sombras sobre edificaciones.
Con estos grados de personalización se logran múltiples lecturas del espacio urbano, construidas por sus mismos habitantes.


Contextualización en razón al lugar: Este tipo de contextualización recurre a complejos operativos para generar una mayor visibilidad, en este tipo de contextualización destaca la dificultad de su realización y el significado de su ubicación:
a. Tamaño: Para los operativos se requieren de equipos de andamios y elementos de seguridad como arneses.
b. Ubicación: En este caso se requiere planeación y coordinación de acciones ya que se realizan en edificios fuertemente custodiados como monumentos de la ciudad. Su realización tiene un alto contenido simbólico.

Esta clase de grafitis de considerarse daño en bien ajeno, cuando utilizan bienes del Estado o se realiza sobre objetos de interés científico, histórico, asistencial, educativo, cultural, artístico, sobre bien de uso público, de utilidad social, o sobre bienes que conforman el patrimonio cultural de la Nación, pueden resultar agravados .

Contextualización de tiempo: Básicamente se refiere al hecho de captar momentos coyunturales desatados por situaciones particulares de la ciudad, el país o el mundo, su éxito radica en su realización en un momento preciso generando opinión sobre el mismo.


Descontextualización: Fuera de estas categorías algunos autores de grafiti prefieren no dar una contextualización al grafiti, en ellos prima la rapidez, sin involucrar el detalle, utilizando medios más eficientes y sin relación contextual con el espacio; utilizan el espacio público como medio de expresión sin importar el lugar en sí mismo.

Tags - etiquetas: Un caso particular de apropiación del espacio público y de uso del grafiti como herramienta de comunicación a nivel urbano, son los llamados Tags, utilizados para señalizar y definir territorios. Un caso de tags es referido en los estudios de Henry Dreyfuss, , en él aparecen señales de vagabundos con códigos como: no vaya en esta dirección, vecino peligroso, usted puede acampar acá, un caballero vive aquí, el dueño está afuera, el dueño está adentro, entre otros. Ana Longoni, en su libro El siluetazo , hace referencia a los scratches, o simuladas señales de tránsito colocadas cerca de personas implicadas en los crímenes de la dictadura argentina con advertencias como genocida a 50 m.

Desde esta óptica el grafiti alcanza una dimensión en torno a su valor como verdad, estableciéndose así como una señalización primitiva que, en últimas da desarrollo al sistema democrático desde la participación ciudadana en la creación colectiva de una verdad histórica. Grafitis que revelan opiniones, criticas y nuevas verdades sobre hechos históricos ocurridos existen por cientos y vale la pena que la sociedad en conjunto conozca de ellos estableciéndose como un elemento más de estudio en torno a la verdad .

Resulta valioso observar como desde los derechos humanos se establecen medidas dirigidas a reparar las violaciones que se concretan en intervenciones urbanas: placas de conmemoración, nombre de calles, parques o monumentos son medidas simbólicas utilizadas para rescatar el recuerdo y memoria de las víctimas. Asimismo permiten mantener para la sociedad enseñanzas del pasado que resultan relevantes cobrando coherencia cuando existe relación de la medida con las víctimas de afrontar el daño y no que ésta sea resultado de acciones unidireccionales que enmarquen una única verdad; en este sentido el valor para la sociedad de las medidas depende del impacto colectivo del hecho y de su apropiación por los familiares, los grupos sociales y la comunidad en general .

Grafiti es la ley

Desde los ochentas varios grafiteros han alcanzado prestigio, artistas como Jean Michel Basquiat, SAMO (Same old Shit), o Keith Haring han ocupado un lugar destacado en la historia del arte. Aunque abandonaron el grafiti, los elementos de protesta persistieron en su obra y legitimaron una forma de hacer arte que solía ser marginal.

La reciente exposición del museo Bristol de Bansky ha recibido a más de 250,000 visitantes, Kate Brindley reconoció “la ironía” de que el Ayuntamiento esté pagando los gastos de la exposición de la persona a la que “persiguió” durante años por sus grafitis en lugares públicos. La legitimización de este artista ha llegado al extremo de considerar la restauración de uno de sus grafitis debido a que este fue objeto de vandalismo con una pistola de pintura. De esta manera el grafiti en lugares como Bristol, Inglaterra; ha trascendido la esfera jurídica de la prohibición dando a este autor el perdón, aprobando ante la presión de los habitantes de la ciudad, un referendo en que se declara uno de sus “actos vandálicos” (grafiti) patrimonio cultural de la ciudad .





no reelijas la rata que mata tachado.

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